Asamblea Nacional declara Héroe Nacional de Nicaragua a Roberto Clemente Walker

Tal y como lo había solicitado el Presidente Comandante Daniel Ortega Saavedra mediante una iniciativa de Ley, la Asamblea Nacional aprobó por unanimidad el decreto que declara Héroe Nacional al expelotero puertorriqueño Roberto Enrique Clemente Walker o simplemente Roberto Clemente, tal y como le gustaba que le llamaran. Hace 50 años, un 31 de diciembre de 1972, Roberto Clemente pasó a otro plano de vida, luego de que se desplomara el avión en que traía ayuda solidaria hacia Nicaragua, para las víctimas del terremoto que 8 días antes había sacudido a Managua. La exposición de motivos de la iniciativa de Ley, destaca que es deber histórico del Estado Nicaragüense, exaltar a personas que por sus hechos o acciones contribuyeron al desarrollo y transformación del país, en especial hace necesario que su luminoso testimonio, ejemplo y legado cristiano fraternal y solidario de amor a Nicaragua sirva de ejemplo a las generaciones venideras y que los impulse a ser factores del desarrollo político e institucional del país. “A 50 años de que Roberto Clemente ofrendó su vida por Nicaragua, se inmoló por Nicaragua y para los nicaragüenses que sufrían, por eso es un Héroe de nuestra patria y un Héroe y un campeón de la solidaridad y de la humanidad y estamos contentos de honrarlo como Héroe de nuestra patria bendita”, destaca la iniciativa aprobada por los legisladores. Durante el proceso de aprobación, los legisladores leyeron un escrito del periodista Edwin Sánchez, en el que se retrata a Roberto Clemente como un ser de luz, un ser humano que trascendió el amor por la humanidad. Durante la sesión plenaria, distintos diputados tomaron la palabra para exaltar la figura deportiva y humanista del puertorriqueño que jugó por 18 temporadas en las Grandes Ligas. “Nosotros los nicaragüenses lo recordamos con un gran agradecimiento y con gran cariño a este deportista Latinoamericano que dio su vida un 31 de diciembre de 1972 después de conocer los resultados del terremoto que sufrimos aquí en Managua el 23 de diciembre”, dijo el legisladores Pablo Cristóbal Brito. La diputada Ángela Espinoza, presidenta de la Comisión de Educación, Cultura, Deportes, realizó una reseña biográfica de Roberto Clemente, sus grandes hazaña en el béisbol y su amor al prójimo por lo cual se le considera campeón de la humildad y héroe de la solidaridad. En tanto la diputada Virginia Molina, indicó que hablar de Clemente no solamente es hablar de un deportista ejemplar, sino también de un gran ser humanista. “Roberto Clemente trascendió más allá de su capacidad deportiva, siendo su mayor aspiración la construcción de una ciudad deportiva para las familias más desposeídas de su país, construcción que fue construida posterior a su paso a otro plano de vida, como deportista jugó un papel importante en su defensa en el trato equitativo de los peloteros latino”, dijo la diputada Molina. Mientras el diputado Moisés Absalón Pastora, indicó que ha sido una bendición que un ciudadano extranjero haya sido capaz de haber dado la vida por un país, por un pueblo al que no pertenece. “A 50 años de la desaparición física de Roberto Clemente  nuestro Héroe Nacional vive”, puntualizó Pastora, que durante su intervención solicitó que el Estadio Nacional sea bautizado con el nombre del grandioso pelotero puertorriqueño.

La filosofía de Roberto Clemente: “Todo lo que importa es el juego de mañana”

** “¿Por qué hablar de lo que pasó ayer?” Edwin SánchezISon 50 años sin Roberto Clemente o medio siglo de un arquetipo de altruismo que se agiganta. Sabía quién era y a qué había venido a este mundo. Desechó el nombre de Bob o de Bobby, como le querían bautizar tanto sus compañeros de equipo como la prensa. Mantuvo su identidad: era Roberto, en español. Clemente, de sentimientos. Puertorriqueño de nacimiento. Latinoamericano por excelencia. El 21 del múltiplo perfecto. Aunque brilló en el béisbol, no fue como muchos cuando alcanzan el reconocimiento, el dinero y la celebridad. Fue un Campeón de la Humanidad. Un fuera de serie. Por algo le llamaban El Grande. A la mediocridad nunca le dio lugar en la caja de bateo, y no cedió un solo turno al bate para que otros hablaran y pensaran por él. Los inteligentes no necesitan titiriteros. Tampoco le permitió al oportunismo ni siquiera acercarse al círculo de espera. Estrella, iluminó con su luz a niños y jóvenes. Inspiró a los humildes. A la América Latina. Al Caribe. “Mi gran satisfacción proviene de ayudar a borrar opiniones gastadas acerca de los latinoamericanos y los afroamericanos”, decía. Sus mejores extrabases estaban fuera del parque de pelotas, porque su vida no venía en una caja cuadrada por el egoísmo, la banalidad y la falta de misericordia. Nunca le deseó el mal a nadie, mucho menos que utilizara su popularidad y su poder para intentar desbaratar su nación con politiquerías, rencores de inflexible ruindad, odios viscerales de vieja data y patrañas vendidas como jugadas limpias. Él perteneció a la Marina de Infantería de los Estados Unidos. Del escrito de Darlyn Díaz Lindsay leemos que el 12 de septiembre del 1958, durante la temporada invernal, en vez de jugar pelota como solía, Clemente ingresó a la Marine Corps. Su entrenamiento básico fue en Parris Island, Carolina del Sur y duró seis meses. Formó parte del tercer batallón de reclutas, específicamente del pelotón 346. “Tras terminar su entrenamiento básico paso a la base Camp Lejeune en Carolina del Norte. Ahí fue para ser miembro de la infantería. Clemente (fue) asignado como miembro activo de la Marina hasta 1959, luego asignado como reservista de la misma hasta el 1964”. II Su ser contaba con un Alma que estaba hecha para ofrendarse en las Grandes Ligas del Amor al Prójimo. Porque muchos pueden entrar a la Gran Carpa, pero son pocos los que logran el estatus de un Roberto Clemente. Y es que a nadie más le tallaban las palabras de Bowie Kuhn, Comisionado de la MLB, que a Clemente, cuando fue exaltado al Salón de la Fama en 1973. Correspondían a sus medidas exactas:  “Le dio al término ‘completo’ un nuevo significado. Hizo que la palabra ‘superestrella’ fuera inadecuada. Tenía un toque de realeza” (Unanimodeportes). Era, pues un Hombre Completo. Y este astro del deporte mundial se inmoló por los nicaragüenses ocho días después del terremoto que devastó Managua el 23 de diciembre de 1972. Pudo imponer otros records, ganar más plata, extender su prestigio por toda la Tierra, pero sintió el llamado de un pueblo al que estimaba, parte del cual lo vio durante la XX Serie Mundial de Béisbol, Nicaragua Amiga 72. No sería ninguna especulación decir que este humanista –y de tiempo completo con dormida adentro– no pasó tranquilo la Noche Buena allá en San Juan. Aquel pueblo que vio en el Estadio, en las calles, y por donde anduvo con la Selección de Puerto Rico, era víctima de una tragedia. O doble, con la del somocismo. Lo necesitaban. Su capacidad de empatía colindaba con la magnitud de su bateo, su asombroso fildeo y su brazo de alta precisión. Y su enfoque poseía una profundidad de campo que desde su rectitud le permitía ver si un umpire o poderoso respetaba la zona de strikes o juzgaba una bola mala como buena y a un foul lo trocaba en hit. Por lo mismo, el ex Marine de los Estados Unidos no confió en el general de West Point. El puertorriqueño sentía en su corazón el dolor de los nicaragüenses, pero para “el latino de Manhattan”, como se autodefinía con orgullo Anastasio Somoza Debayle, era otra oportunidad para enriquecer más a su familia. Sí, no creyó que el dictador entregara las provisiones, medicinas y otros auxilios a los sobrevivientes. Los informes que recibía eran preocupantes. Quería cerciorarse que los alimentos llegaran a las familias desamparadas. “En el 1972 tras un devastador terremoto en Nicaragua –precisa DDL– Clemente comenzó a enviar paquetes llenos de provisiones y medicamentos para las víctimas. Tras enterarse de que sus paquetes habían sido tomados por el gobierno Somoza, Clemente decidió ir a entregarlos él mismo. Acompañado de otros amigos que compartieron su visión cristiana y humanitaria, Clemente partió desde Puerto Rico hacia Nicaragua el 31 de diciembre del 1972”. Recuerda Miguel Boada Nájera, de Séptima entrada, que en esa fecha, “Clemente y cuatro personas más, abordaron un avión de carga cuatrimotor a hélices DC-7 en San Juan, Puerto Rico, que viajaría a Nicaragua… A las 21:22 horas, la aeronave desapareció del radar. “En ese avión iban el piloto (Jerry Geisel), el copiloto (Arthur Rivera, dueño del avión), la estrella ligamayorista, un amigo y un mecánico, quienes llevaban contenedores con alimentos, ropa y medicinas, que eran para los damnificados del terremoto que destruyó Managua el 23 de diciembre”.  George Arfeld, en un despacho de la AP del 12 de enero de 1973, desde la Isla del Encanto, confirmaba otra triste noticia con un titular que sobrepasaba la impersonal nota periodística y resumía su grandeza del tamaño del Atlántico: “El mar será la tumba de Clemente”. III Roberto trascendió el béisbol. Y así como exhibía un magnifico swing, una aguda vista y un formidable tacto, buscaba dónde colocar la pelota, perforar los jardines y no dejar atrapar por nadie sus sueños, ni en el engramado ni en la época que le tocó vivir. Era un ser con valores superiores. Se contarán de él muchas historias, y es que a

Nicaragua reconocerá como Héroe Nacional a Roberto Clemente

El Presidente Comandante Daniel Ortega envió a la Asamblea Nacional una iniciativa de ley que declare a Roberto Clemente, Héroe Nacional de Nicaragua, así lo informó la Vicepresidenta Compañera Rosario Murillo. El pelotero, que disparó 3.000 imparables en el béisbol de máximo nivel con los Piratas de Pittsburg, salió con víveres desde su natal Puerto Rico el 31 de diciembre de 1972, pero su avión se precipitó al mar. Su cuerpo jamás fue encontrado.

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