El 4 de mayo de 1927, el General Augusto C. Sandino se opuso a la decisión de José María Moncada quien suscribió en Tipitapa, el acuerdo conocido como “Pacto del Espino Negro” con Henry L. Stimson, representante del gobierno de Estados Unidos.
Mediante este acuerdo se aceptaba la renuncia y el fin de la revolución constitucionalista, contra del Presidente golpista Adolfo Díaz; el desarme del ejército a cambio de dinero en efectivo y la institucionalidad de la intervención militar, política y económica en nuestro país, a través, principalmente de la creación de la Guardia Nacional.
El 4 de mayo de 1927 representa un parteaguas en la historia nacional de Nicaragua, como lo refirió en diversas ocasiones el historiador Aldo Díaz Lacayo: “Sin 4 de mayo, nunca hubiéramos tenido una Revolución el 19 de julio de 1979”; porque la raíz del sandinismo en su esencia, la raíz de la liberación nacional, nace justamente ese 4 de mayo, pero se desarrolla y da frutos en 1979.
La decisión de Sandino de defender la Dignidad de ser nicaragüense, se da en el marco de una guerra civil, de un país intervenido militar, económica y políticamente por el imperialismo yanqui.
El 16 de enero de ese mismo año a petición de Adolfo Díaz, desembarcaron en Puerto Corinto, 16 barcos de guerra con 3,900 soldados, 215 oficiales y 865 marines, para febrero el número ascendió a 5,400.
Nicaragua estaba gobernada por una casta oligárquica proyanqui, quienes accedían al poder únicamente con la bendición de los imperialistas yanquis.
La economía del país estaba hipotecada a los banqueros de la Wall Street de NewYork confabulados, quienes a través de la diplomacia del dólar habían endeudado al país a través de los Pactos Dawson, a fin de que dependieramos económicamente de ellos. Las aduanas, el Ferrocarril, la Banca Nacional, todo estaba administrado por agentes yanquis, y las utilidades regresaban a Estados Unidos, además las principales riquezas del país estaban en mano de compañías extractivistas de Estados Unidos.
La clase trabajadora, la inmensa mayoría explotada, abandonada socialmente, sometidos a la miseria, al desempleo, falta de acceso a la salud y Educación, es decir, a los derechos básicos.
En el año 1920 la tasa de analfabetismo era del 80 %, la más alta de Latinoamérica, solamente después de Haití. De 115 mil niños en edad escolar, solo el 27% estaba inscrito, y solo un 19% asistía a clases. El presupuesto de Educación Pública era utilizado para fines militares, y hacer la guerra al pueblo. Era el país de la región que menos caminos y carteras tenia construida, como refiere el Comandante Tirado.
Estas son las circunstancias económicas, sociales y políticas que interpreta Sandino, para tomar la decisión de no negociar los intereses de la patria, sino que convencido de la altura de sus actos determinó que “La soberanía no se discute, se defiende con las armas en la mano”. “Yo no estoy dispuesto a entregar mis armas en caso de que todos lo hagan. Yo me haré morir con los pocos que me acompañan porque es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos”.
Carlos Fonseca en el ensayo “Augusto C. Sandino, Héroe Nacional”, indica que “el héroe nicaragüense, sin duda expresó la indignación de la multitud popular nicaragüense que, ofrendando elevados sacrificios año tras año durante más de un siglo, había sufrido traición tras traición”.
“La traición del Espino Negro sepultaría como clase revolucionaria a la burguesía Nacional de Nicaragua, que optó por asociarse las clases feudales y reaccionarias y fundirse indisolublemente con estas”.
Es decir, el 4 de mayo significa el convencimiento definitivo de que en Nicaragua liberales y conservadores no representan una opción política de desarrollo y dignidad humana para los nicaragüenses.
El 4 de mayo representa el inicio de una nueva visión de mundo, de una nueva forma de entendernos como nicaragüenses, de un pensamiento nutrido de los saberes y sentires del pueblo, que se organizó alrededor del EDSN y de la dirección del General Sandino, quien reivindicó por primera vez en nuestra historia, a la mujer, al campesino, a los obreros y las clases postergadas y oprimidas históricamente, como sujetos revolucionarios, capaces de dirigir su propio destino.
“El 4 de mayo es fiesta nacional porque fue ese día en que Nicaragua probó ante los ojos del mundo que su honor nacional no se humilla, que le quedan todavía hijos que con su sangre lavaran la mancha de los demás”. A.C. Sandino.
Este día de fiesta nacional, Día de la Dignidad Nacional, nos recuerda que ni nos vendemos ni nos rendimos.
¡Sandino vive… la lucha sigue!
Fuentes:
Carlos Fonseca (2006) Obra fundamental. Aldila editor, Managua Nicaragua.
Víctor Tirado (1988) Sandino y la doctrina de liberación nacional. 1era edición, Managua. Vanguardia.
Por: Bryan Dávila