Por: Bryan Dávila
Carlos Fonseca nació en 1936, año en que el imperialismo yanqui fundó la dictadura somocista en Nicaragua, contra la cual combatió su vida entera, no para liquidar el sistema económico y político que imperaba en el país, sino para sustituirlo por uno superior.
En julio de 1961 fundó junto a Tomás Borge, Coronel Santos López, Fernando Gordillo, German Pomares, Jorge Navarro, Silvio Mayorga, Faustino Ruiz, Rigoberto Cruz y otros compañeros, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que es el instrumento militar y político que permitió la emancipación del pueblo para la transformación radical del país.
El 19 de julio, después de un largo periodo de lucha en la que se sacrificaron cuadros importantísimos del Frente y cientos de miles de vidas del pueblo en su lucha por la liberación, triunfa la Revolución Sandinista.
Carlos no palpó con sus manos el triunfo, había caído en combate el 8 de noviembre de 1976. No obstante, dejó delineado la rumbo para lograr el triunfo y la hoja de ruta para liquidar el Estado burgués del somocismo, por uno que le reivindicara por primera vez los derechos de las mayorías históricamente oprimidas.
La hoja de ruta fue el Programa Histórico del FSLN o la herencia programática de Sandino, logrando reinterpretar con agudeza la realidad nicaragüense de su momento a la luz de la Lucha y pensamiento del General Sandino, a través de 13 puntos objetivos.
Tomás Borge en su escrito “Carlos el amanecer ya no es una tentación”, detalla: “Sandino – dijo una vez Carlos – es una especia de camino. Sería una ligereza reducirlo a la categoría de una efeméride más de disturbio anual. Creo que es importante estudiar su pensamiento […] Se propuso investigar más a fondo el pensamiento de Sandino. Recuerdo la alegría y la severidad de sus violentos ademanes cuando llevó el libro de El Calvario de las Segovias, en el que se pretende denigrar la figura del hombre inmortal. Este fue el primer elemento bibliográfico antes de conocer a Sandino: o la tragedia de un pueblo del historiador Sofonías Salvatierra; el libro de un español de nombre largo e irrecordable (Con Sandino en Nicaragua de Belausteguigoitia)[1]; el escrito por Calderón Ramírez (Los últimos días de Sandino), y finalmente la obra de Selser, (Sandino General de Hombres Libres). Con rigor y constancia. Carlos escribía notas, entresacaba frases de las variadas y ricas epístolas de Sandino”. (Borge, 1984, pp 20-21).
Esto permitió encontrar una liga directa con la clase postergada de la que hablaba Sandino, o la clase obrera de la que escribió Carlos, que, en términos modernos, somos la clase trabajadora que corresponde al 90% de la población de este país. Es decir, encontró en Sandino quiénes eran los sujetos revolucionarios y desde esa perspectiva planteó:
“Podemos llegar ya a la conclusión de que es el pueblo, la masa mayoritaria, la más sufrida la que posee mayor interés en el país porque se lleve a efecto una transformación, o sea que se realice una revolución que, por decirlo, invierta y vuelva al revés todos los órdenes de la vida en Nicaragua. De tal manera que los dominadores se conviertan en dominados y los dominados en dominadores.”
Esta impronta de Carlos, le regresa el protagonismo al pueblo, que es el autor y arquitecto de su propio destino, el responsable directo de la transformación a través de la Revolución, y esto implica invertir los roles de las clases sociales, que están en constante lucha, pues en el sistema que planteó Carlos, (el que sustituyó al somocismo), no hay espacio para los explotadores ni para quienes históricamente han saqueado las riquezas del pueblo.
Ese es el sistema que se está construyendo en Nicaragua, bajo el Modelo Cristiano, Socialista y Solidario, contra un sistema global que ni es cristiano, ni socialista, ni solidario, todo lo contrario, es explotador, excluyente, depredador de la naturaleza, elitista y generador de pobreza.
En ese sentido, es obvio que la clase que ha sido desplazada del poder desde el 19 de julio de 1979, y que pretendió restaurar su sistema vetusto durante la envestida neoliberal, y recientemente con el intento fallido de golpe de estado, traten por todos los medios posibles amparados por el imperialismo yanqui, de denigrar este sistema superior que planteó Carlos y que ejecuta el Comandante Daniel.
Este 06 de noviembre recién pasado, una vez más se demostró el axioma de la esperanza Carlos, de ser el pueblo, la inmensa mayoría nicaragüense, las masas históricamente explotadas la responsable directa de continuar transformando Nicaragua, a través de elecciones libres y soberanas, ratificando la continuidad del mismo instrumento que fundó Carlos Fonseca en 1961, el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
El imperio yanqui, hoy como siempre ha activado su batería mediática en contra de este proceso soberano, que los excluye, que no permite injerencia y que contrario a sus principios, defiende la Paz, centra sus esfuerzos en el desarrollo de las capacidades humanas para el desarrollo económico y social, es un proceso centrado en las familias y comunidades nicaragüenses.
En este sistema que sustituyó una vez para siempre al somocismo, no se pretende, ni se tiene por qué compartir el poder popular, el poder del pueblo presidente, con la burguesía, con los explotadores. El pueblo conquistó este poder con sudor y sangre, y no tiene motivos para regresarles el poder a quienes nos vilipendiaron, nos persiguieron y asesinaron. Sería una contradicción en el desarrollo natural de la historia revolucionaria.
Que el Frente Sandinista de Liberación Nacional haya obtenido 153 alcaldías, se constituye en Victoria del Pueblo para la consolidación del Sistema que planteó Carlos, es parte de la hoja de ruta evolucionada que nos dejó, hablamos del Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza y el Desarrollo Humano, el cual plantea en referencia a los gobiernos locales:
El desarrollo del potencial de la participación ciudadana en los territorios solo puede darse en conjunto con los Gobiernos Locales, en la medida en que se identifican de manera conjunta las necesidades, demandas y corresponsabilidades que pueden ser cumplidas cuando los barrios y comunidades se organizan y se complementan. (GRUN, 2021).
En este sentido, los 153 Municipios fortalecerán los instrumentos necesarios para impulsar la sustentabilidad del desarrollo local, el mantenimiento y eficiencia de inversiones públicas nacionales y locales, y el incremento de capacidades para solucionar problemas socioeconómicos de la comunidad.
Carlos Fonseca, junto a Sandino te decimos que Vamos Siempre Más Allá…
“Carlos, el amanecer ya no es una tentación”.