Del 6 al 18 de noviembre del presente año se realiza la cumbre climática conocida como la COP 27 en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij. En la inauguración de la misma el Secretario General de la ONU, António Guterres, sorprendió al mundo con una advertencia apocalíptica, esto fue lo que dijo: “Las temperaturas globales siguen aumentando y nuestro planeta se acerca con rapidez a puntos de inflexión que harán irreversible el caos climático. Estamos en la autopista hacia el infierno climático con el pie en el acelerador”.
Estas palabras pudieran ser interpretadas como una simple retórica de un discurso ocasional, e incluso no en vano se pudiera pensar que quien las dice no cuenta con el discernimiento espiritual para entender el alcance de las mismas. Quizá para los que viven inmersos en una burbuja virtual, borrachos del poder, drogados por la ambición, todo es una fantasía y una ilusión óptica. Pero para los que creemos en un cielo nuevo y una tierra nueva vemos la realidad con ojos espirituales, sabemos que el planeta tierra vive en una franca agonía y que gran parte de la humanidad como piedra rueda hacia el precipicio de un infierno real.
Según datos de las Naciones Unidas (ONU) la vida en la tierra finalizará aproximadamente en el 2050, por la extinción de la capa de hielo del Ártico, los desiertos serán aún más amplios y la calidad del aire ocasionará que las muertes sean incontrolables. Otros especialistas afirman que en amplias regiones del planeta se experimentarán huracanes de categoría 6, con velocidades de viento de más de 400 km por hora donde millones de personas perderán la vida.
Según los sabios judíos la humanidad vivirá 6 mil años, en base a los 6 días de la creación (un día por mil años) Basados en esa teoría de la creación y estando en el año 5783 del calendario judío a la humanidad le quedarían 217 años para habitar en el planeta tierra. Años más o años menos la realidad objetiva (no virtual) es que todos coinciden en que el tiempo de vida en el planeta se agota y se acorta.
Tomando gran importancia la Profecía de San Mateo 24: 22 relacionada con el agotamiento del tiempo cuando declara: “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” Esto indica que el tiempo previsto originalmente por Dios dueño y Señor del tiempo pueda ser acortado y que a la vuelta de la esquina “El infierno climático” sea irreversible y alcance su desarrollo total y devastador.
Ante esta dura y objetiva realidad el mundo de hoy se sumerge en el caos y vive en desenfreno en todos los niveles de la vida. La incredulidad del diluvio y la maldad de Sodoma y Gomorra han quedado muy pequeñas. La muerte galopa sin frenos por doquier, los fuertes humillan a los débiles, a la mentira le llaman verdad, al odio le llaman amor, al mal le llaman bien, a las tinieblas le llaman luz y a la muerte le llaman vida. Esa es la realidad en la que el mundo vive hoy en día.
En la dimensión religiosa los pastores asalariados despojan de sus bienes a sus ovejas, las abandonan y huyen, los falsos pastores y sacerdotes se visten de piel de ovejas y por dentro son lobos rapaces, los mercaderes del templo negocian con la fe, los falsos profetas atrevidos y contumaces dicen hablar en nombre de Dios y lo que expresan es producto de sus propias concupiscencias. “Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentiras en mi nombre” (Jeremías 23: 25).
En estos días, en medio de todos los reflectores, de todas las imágenes que se mueven en los escenarios que sirven como plataforma para la COP 27, se está tejiendo una acción diabólica impulsada y promovida por los autollamados “líderes mundiales interreligiosos” quienes apoyados por algunos gobiernos pretenden decretar unos nuevos diez mandamientos y ser colocados en una réplica del “Arca del Pacto” todo esto en una grotesca ceremonia al pie del Monte Sinaí , reeditando de esa manera la construcción de un nuevo becerrero, negando así Los Diez Mandamientos del Dios verdadero.
Si las palabras apocalípticas del Secretario General de las Naciones Unidas han sorprendido al mundo más aun nos debe de alertar la acción con la que se pretende falsear la verdad y tergiversar el texto sagrado de los Diez Mandamientos, escrito por el dedo de Dios, presentando una nueva “revelación”, de nuevos mandamientos para una nueva humanidad, escritos por la mano de quienes blasfeman el nombre de Dios, vestidos como ángeles de luz, hablando de paz y de armonía mundial distorsionan y mutilan la verdad.
Una vez más el Monte Sinaí muy cerca de Israel vuelve a ser testigo de la lucha de los dioses, el becerro de oro de ayer, pretende hoy recuperar vida mediante los falsos adoradores, falsos profetas del imperio del mal, quienes preparan el camino para una “nueva religión mundial” que servirá de plataforma religiosa para el anticristo. En las alturas del Monte Sinaí Moisés recibió las dos tablas de piedras con los Diez Mandamientos escritos por el dedo de Dios, en el Monte Sinaí sonó el shofar del cuerno izquierdo del cordero que sacrificó Abraham en el Monte Moriah y al pie de ese monte se construyó el becerro de oro, negando y rechazando al Dios Yahvé.
Ahora, en estos días, ahí en esas faldas sinaiticas los adoradores del becerro de oro, escriben con sus propias manos nuevos mandamientos cumpliéndose la profecía de Isaías: “Enseñaran como doctrinas, mandamientos de hombres.” (San Mateo 15: 9) quienes, teniendo apariencia de piedad, niegan la eficacia de ella” (2 Timoteo 3: 5) Hoy es necesario recordarles a los constructores de un nuevo becerro de oro, que Dios por medio de Moisés destruyó al becerro junto a tres mil personas que lo habían adorado.
No es tiempo de claudicar, porque cuando veas todo esto alertaos, levantad vuestras cabezas porque vuestra redención se acerca.
Rvdo. Miguel Ángel Casco González
Presidente de la Coordinadora Evangélica y de la Comunidad de Fe. Nicaragua
Nota: Este artículo ha sido traducido al inglés y al hebreo.